
Quito es símbolo y eje configurador de la nacionalidad ecuatoriana por su condición de Capital de la República, su proceso histórico y su riqueza cultural. Es centro político, económico, administrativo, turístico, educativo y cultural de alcance nacional y regional. Quito es una ciudad que se encuentra entre lo contemporáneo y lo colonial. A su vez Distrito Metropolitano y capital de Ecuador, es una metrópoli que día a día se construye, donde la estructura moderna se funde con la heredad mestiza y colonial, en la que residentes nacionales y visitantes extranjeros encuentran siempre un lugar para trabajar, disfrutar y recordar.
Quito, colmada de significados que la identifican y definen, ocupa laderas o baja a los valles, serpentea a través de callejones y se abre en amplias avenidas; zigzaguea, sorteando colinas y quebradas. Por esta belleza física, sus tradiciones, rincones de misticismo y leyendas vigentes, es considerada "Relicario del arte en América". Estas fueron las características principales para que, en noviembre de 1978, Quito fuera declarada por la UNESCO "Patrimonio Cultural de la Humanidad".
La ciudad es única por su topografía, cultura y urbanismo. Situado al sur de la línea equinoccial en las faldas del cerro Atacazo, del volcán Guagua Pichincha y del macizo del Rucu Pichincha, Quito se despeña desde los 2,850 m. de altura a los valles más abrigados de Los Chillos y Tumbaco luego de trepar las suaves colinas orientales paralelas a esos montes parcialmente ceñidas por el río Machángara, estos accidentes albergan a dos Quitos contrapuestos: el que serpentea a lo largo de 35 km. solo interrumpidos por el Panecillo o Yavirac, cúspide de una antigua reventazón del volcán y el de los valles orientales. Bañada por una pluviosidad anual de 500 a 2000 mm, la semihúmeda ciudad unas veces tirita y otras goza con una temperatura media de 16 grados. Cuando soplan los vientos y calienta un sol inmisericorde, la clarísima luz de su atmósfera permite contemplar un paisaje centellante por las nieves perpetuas de sus seis mágicas montañas. En los días de invierno, la ciudad invadida por la niebla del páramo se torna fantasmal y se unimisma en su soledad de frío y de misterio.
Sea por tierra o por aire, Quito espera enseñarle sus encantos como ciudad moderna que ofrece a sus habitantes y turistas un escenario especial rodeado de parajes y sitios encantadores. Quito forma un contorno andino irregular e impresionante por encontrarse al interior de la "Avenida de los Volcanes", al sur de la línea equinoccial (paralelo 0°), en las faldas del sistema montañoso Pichincha. El Distrito ocupa 35 kilómetros de extensión horizontal interrumpidos por el cerro Panecillo en el centro de la ciudad.
Quito ocupa una meseta de 12,000 kilómetros cuadrados. Su temperatura ambiental oscila entre 10 y 25 grados centígrados (50 y 77 grados fahrenheit), con grandes contrastes climáticos que se presentan durante el transcurso de un mismo día que permiten gozar a los quiteños y a sus huéspedes de las cuatro "estaciones" del año las veinticuatro horas, como si se tratase de una eterna primavera. Además, la ciudad está rodeada de los volcanes Pichincha, Cotopaxi, Antizana y Cayambe, que conforman un contorno andino majestuoso.
El misterio se extiende a los orígenes de Quito. Entre el 1500 a.C. y el 500 a.C. floreció la poco conocida cultura Cotocollao. Mil años después, el discutido Reino de Quito formado por una confederación de pueblos indios se había opuesto al avance de los incas. Hoy se habla, más bien, de una zona preincaica habitada por diversos señoríos étnicos y estructurada en núcleos de articulación jerarquizados, el más importante de los cuales fue el actual centro de Quito. A comienzos del siglo XVI, los incas del Cuzco ocuparon ese emplazamiento aborigen. Allí habían probablemente establecido un centro administrativo para controlar los territorios equinocciales ina
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